La seguridad emocional es un estado en que el individuo está confiado y percibe la estabilidad al permitirse sentir sus emociones, ideas y comportamiento, que influye tanto en la relación que tiene consigo mismo como en la que establece con las personas de su entorno.
Tener seguridad emocional implica que la persona pueda ser capaz de expresar sus emociones y sentimientos de forma asertiva, confiando en los demás. Algunos aspectos claves de las características que tiene la seguridad emocional son: el apoyo social, el autoconocimiento, la comunicación abierta, y establecer límites saludables.
Por otro lado, la teoría del apego fue desarrollada por el psiquiatra John Bowlby, para este el apego es definido como una conducta instintiva, activa y regulada. De igual manera Bowlby desarrolló gran parte de la teoría en base a la relación que tenían los niños con sus cuidadores o figuras de esta naturaleza.
Ahora bien, la relación que existe entre la seguridad emocional y la mencionada teoría del apego es que Bowlby al hablar de la importancia que tienen las interacciones tempranas entre los menores de edad y los adultos que desempeñan el rol de cuidador destaca que dicha relación aportará las bases de las relaciones que sostendrá el niño en el futuro.
Tipos de apego para adultos: ¿cómo funciona?
En la teoría de apegos existen varios tipos y distinciones de estos, siendo así dentro se pueden encontrar: el apego seguro, el apego ambivalente – ansioso, el apego evitativo, el apego temeroso, y el apego desorganizado, a continuación te definimos brevemente cada uno.
Apego seguro: en el apego seguro los niños perciben el juego como una actividad segura donde pueden relacionarse con sus pares, en este tipo de apegos los padres le han brindado a sus hijos cariño, amor, cuidado, pero también autonomía.
Con este tipo de relación cuidador-niño se fomenta la autoestima y la capacidad de confianza en los otros, así como la de establecer relaciones sanas con otras personas en diferentes entornos en la edad adulta.
Apego ambivalente-ansioso: en este tipo de apegos la relación entre el niño y el cuidador no fue estable, es decir, el cuidador atendió el menor por momentos o períodos y luego dejaba de lado sus necesidades.
Comúnmente a las personas que experimentaron este apego en la niñez les cuesta establecer relaciones con los demás, porque tienden a infravalorarse, asimismo se presenta una constante necesidad de atención por parte de terceros, esto puede traer consigo el riesgo de generar vínculos con alta dependencia.
Apego evitativo: en este tipo de apegos los progenitores o quienes hacen del rol de cuidadores suelen ser distantes con los niños lo que impide que se pueda llevar a cabo una relación profunda, se ha identificado que los cuidadores suelen estar anclados en el pasado manifestando rencor con ciertos individuos.
De esta manera el niño queda expuesto a la no atención de sus requerimientos, y por esto les toca gestionarse por sí mismos, creando una idea de autonomía e independencia que les genera dificultades para crear relaciones sanas con otros, por lo cual rechazan hablar de temas de su vida personal o privada con otros con el falso imaginario de que así se protegen, también pueden minimizar sus deseos o necesidades.
Apego temeroso: en estos casos, los cuidadores suelen comportarse de manera intrusiva, que muy pocas veces aceptan la forma de comportarse de sus hijos o los menores que tiene bajo su cuidado, ni mucho menos la forma en cómo son ellos mismos.
Bajo este tipo de apegos las personas tienen relaciones de minusvaloración consigo mismos y con los otros, pensando y sintiéndose inferiores a las personas que les rodean, se les dificulta solicitar ayuda y expresar de forma clara lo que sienten.
Apego desorganizado: en este el menor experimentó maltrato de algún tipo en su niñez o fue víctima de abuso, no se sienten seguros ante las figuras de cuidadores porque en el pasado estos no atendieron sus necesidades, cuando son adultos pueden buscar relaciones con mucha cercanía así como desarrollar fácilmente dependencia.
Técnicas de mindfulness para fortalecer el apego en la edad adulta
Las técnicas de mindfulness suelen brindar herramientas adecuadas para trabajar al apego en la edad adulta, algunas técnicas útiles en este ámbito son:
- La meditación de atención plena: en este se debe dedicar tiempo para estar en silencio, concentrarse lo suficiente para establecer comunicación con el yo interior, realizando ejercicios de respiración y dejando que surjan los pensamientos sin juzgarlos.
- Ejercicios de gratitud: para la práctica se hace un conteo en un determinado horario del día de las cosas buenas donde se escriba o piense en las acciones por las que deberías sentirte así.
- Mindfulness de las emociones: aquí al experimentar emociones muy intensas se procede a observar y sentirlas por completo pensando en cómo gestionarla de forma adecuada sin dejarse desbordar de ella.
- Visualización y manifestación: se hace la visualización de las relaciones que se desean, así como el desarrollo de la idea de las relaciones que se debían para conseguir un equilibrio y bienestar.
- Meditación de compasión: se centra en meditar pensando en el desarrollo y cultivo de la compasión hacia sí mismos, y luego hacia los demás, tener un sentido de compasión mayor disminuye los auto juzgamientos o culpas.
Apego en relaciones adultas: señales y soluciones
A lo largo de este artículo se han mencionado múltiples señales de relaciones de apego en la edad adulta, pero aquí te recordamos algunas:
- Se experimentan las emociones de forma intensa.
- Hay incapacidad para autorregularse.
- Existe un profundo miedo al abandono, la pérdida y el rechazo.
- Se evitan las conexiones afectivas profundas.
- Se experimenta inseguridad, y desconfianza ante uno mismo y los demás.
- Se dejan de lado las necesidades propias.
- Se busca de forma constante la aprobación del otro.
Las soluciones para las relaciones de apego en la edad adulta no son como una fórmula mágica, pues en cada caso específico se deben trabajar aspectos ligados a la identidad constituida de cada uno, así como de las relaciones que tenga, pero dentro de las soluciones genéricas están:
- Alejarse de las relaciones tóxicas o que sean dañinas.
- Identificar las relaciones con apego nocivo.
- Autoreflexionar sobre los tipos de apego que más se practican.
- Analizar cómo es el diálogo interno.
- Pensar en el tipo de relaciones sanas que se desean.
Comportamientos relacionados con el apego en relaciones adultas
Los comportamientos relacionados al apego en las relaciones adultas pueden ser muy variados, se incluye la desconfianza, la poca comunicación, la falta de resolución de conflictos, los celos, la inseguridad, la posesividad, la búsqueda incansable de aprobación y afecto, la dificultad para confiar en otros, entre otras.
En síntesis, la seguridad emocional es importante para poder tener relaciones sanas y satisfactorias, revisar los tipos de apego que se experimentan en las relaciones que se tengan también es un punto clave.
Si consideras que tienes apego en tus relaciones interpersonales y que esto afecta tu bienestar emocional, puedes pensar en acudir a tratamiento psicológico, desde Gotherapy podemos acompañarte en los procesos de autoconocimiento y construcción de relaciones sanas.